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Quizás no eras consciente, pero esos muñecos y animales de peluche te ayudaron a ser una persona más empática y respetuosa con los demás¿Cómo? Déjame que te cuente algunos de esos beneficios que tienen estos pequeños compañeros de fatigas cuando somos pequeños.
Hay frases o expresiones que, la mayor parte de las veces, las repetimos porque a nosotros también nos las han dicho mientras crecíamos y no creemos que sean “para tanto”.
Por eso, está bien ser conscientes de qué no deberíamos decirles nunca, y tener siempre muy presente que las palabras pueden hacer tanto daño como el maltrato físico.

Parece que nos inclinamos hacia un mundo hecho por y para los adultos, donde los niños quedan reducidos a espacios muy concretos y solo interesan como consumidores.

Hemos perdido la perspectiva del niño y solo queremos entender la del adulto.

¿Dónde está el respeto a la infancia?

No hay un mundo de adultos y un mundo de niños, es el mismo.

¿Te has planteado alguna vez de dónde viene esa costumbre de asignar el color rosa a las niñas y el color azul para los niños?

¿Por qué hemos asumido como lógica la asignación de un color determinado según el género?

¿Por qué la ropa infantil tiene que estar separada por género?

Seguro que te ha tocado escuchar frases como "le haces demasiado caso", "se te va a subir a la parra", "deja que se enfade, ya se le pasará", "tiene mamitis"... y te has sentido en la obligación de dar explicaciones para justificar cómo das amor. Amar no es mimar. Hacer que se sientan cuidados, queridos y presentes no es mimar: es darle el lugar que les corresponde.

 

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