Amar no es mimar

 

 

“Le haces demasiado caso”.

“Se te va a subir a la parra”.

“Si le dejas hacer las cosas como le da la gana no te va a respetar”.

“Si le mimas tanto se va a creer el centro del universo”.

“Deja que llore, así aprenderá que es lo que no hay que hacer”.

“Deja que se enfade, ya se le pasará”.

“Tiene mamitis /papitis”.

“Le das demasiadas explicaciones, debe obedecer y punto”.

 

¿Te suenan estas frases?

 

Seguro que te ha tocado escucharlas en algún momento y has tenido que tomar una bocanada de aire y suspirar un par de veces, o incluso quizás te has sentido en la obligación de dar explicaciones para justificar cómo das amor.

 

Amar no es mimar.

Hacer que se sientan cuidados, queridos y presentes no es mimar. Es darle el lugar que les corresponde.

 

Tratarles como personas a las que respetas y quieres no es mimar.

Escuchar y validar emociones no es mimar.

Dejar ser no es mimar.

Crecer en el respeto no es mimar.

No hacerles sentir vergüenza, ni utilizarla como aprendizaje no es mimar.

Coger de la mano cuando más lo necesitan; sin reproches, sin lecciones, sin juzgar... no es mimar, es conectar.

 

Imagen Amar no es mimar -banner 

Nada de esto es mimar, es amar con el corazón y sin condiciones para que se sientan bien siendo ellos mismos, sintiéndose válidos y suficiente en todo momento.

 

Amar no es proteger para que no sufra, es acompañar cuando ha sufrido. Es sentir nuestro consuelo, nuestro cariño, nuestro calor.

 

Amar requiere coraje en nuestra sociedad, requiere mostrarse vulnerable porque es desde ahí desde donde vamos a conectar con nuestros pequeñ@s, para que se sientan vistos, escuchados y valorados.

 

La vulnerabilidad no es una debilidad, es un arma de producción masiva de amor infinito.

 

 

¿Qué te parece si la practicamos más?


Amar no es mimar - © - The Misia Project

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